Qué pena, con lo bien que estarían en el parque

NOTA PREVIA: algunas de las ideas que se trataron en el Congreso que aquí cito, me las llevaré a mi taller de Interqué este fin de semana en Madrid para el que aún quedan plazas. Si conocéis a padres o profesores principiantes informáticos ¡¡que se apunten!!

Hace poquito que llegué a casa con la mente aún temblando por todas las ideas interesantes que han salido del II Congreso Internacional de Menores en las TIC. Tener la oportunidad de escuchar a Larry Rosen, a Dolores Reig o Ricard Martínez es indescriptible para un apasionado de la educación en las TIC como yo.

Tuvimos de todo: riesgos, identidad digital, beneficios, educación, polémica, acuerdos y hasta 4 valientes menores que se plantaron en el escenario delante de 400 personas para abrir los ojos a más de uno.

Me cuesta elegir una idea, una frase o un detalle concreto para resumir el congreso. Tengo mucho que masticar esta temporada pero no quería dejar pasar el día de hoy sin comentar una frase que una señora sentada detrás de mí le susurró a su marido por la mañana. No es por centrarme en lo malo que de lo bueno ya hablaré. Es porque entre tanta brillantez, la ignorancia deslumbra sobremanera.

Marcos, uno de los cuatro menores que participó en la mesa explicaba que los fines de semana pasaba tres horas o así en Tuenti. La señora comentó con gran tristeza “¡3 horas! Qué pena. ¡Con lo bien que estaría en el parque!

Mi primer impulso cuando escucho algo así es preguntarle cuanto tiempo pasa ella a la semana viendo la tele o escuchando la radio y decir “Pues con lo bien que le vendría pasar ese tiempo haciendo deporte o leyendo o aprendiendo inglés o haciendo voluntariado o PONGAAQUÍALGOQUECONSIDERESALUDABLEPARAMENTEYCUERPO”.

El cabreo viene en parte porque conozco a Marcos y lo que no dijo, quizás por el nerviosismo o porque para él no tiene la solemne importancia que tiene para los adultos, que aparte de pasar 3 horas en Tuenti los fines de semana, saca unas notas espectaculares, participa en un grupo de teatro, juega en un equipo de fútbol y tiene una vida social que para mí la quisiera. Poquísimos adultos conozco capaces de exprimir el tiempo semanal como lo hace Marcos pero intuyo que esta señora no se encuentra entre ellos (yo tampoco).

Y pasado mi calentón, pensé que desafortunadamente ese pensamiento, esa idea del chaval perdiendo el tiempo en su ordenador, aislado del mundo real, ensimismado, sin comunicarse, obeso por la falta de movimiento e inexpresivo la sostienen tanto un montón de padres como un buen puñado de periodistas que cuando hablan de menores y TIC en televisión o prensa es, como comentaba Paco Lobatón en el congreso, o bien para centrarse en el morbo, o bien por la última pijada tecnológica de moda.

Esa fue la misma señora que unos minutos antes cuando otro menor comentó que su juego favorito era el Travian y explicó que era un juego de estrategia medieval donde conquistabas aldeas a través de batallas, donde te limitabas a tomar los decisiones y no había sangre y era todo muy limpio, exclamó “¡limpísimo! Ahí está, matando a miles de personas!”

WHAT THE FUCK!

Esto es Travian:

¿Acojona eh?

Señora, le recomiendo encarecidamente que se compre Grand Theft Auto IV, RAITNAO!!

También es de esas personas que se rió a carcajadas cuando Marcos, ante la pregunta de “¿qué quieres ser de mayor?” afirmó “¡jubilado!“.

Un crío de 14 años, con toda la vida por delante, una mente rebosante de proyectos e inquietudes, unas herramientas de comunicación a su alcance nunca vistas, sanote, con buenos estudios y capacidad para hablar en público cuenta que su proyecto de futuro es no hacer nada y nos descojonamos. Y lo aplaudimos. Si hubiera dicho algo como “intentar cambiar las cosas… no sé… crear algo que nos haga más felices… o un trabajo que me divierta” probablemente habríamos pensado “no le queda nada que aprender al chaval”.

Los críos pequeños les piden a las nuevas tecnologías que les dejen crear y interactuar. Los adultos sin embargo, les piden que les dejen supervisar y controlar lo que hacen los críos. Les piden que sean sota, caballo y rey. Que se entiendan en 5 minutos y que les aporten beneficios ya, ahora, para hace cinco minutos. ¡Y sin complicaciones eh!

Como no obtienen ese resultado, reducen internet a una frase, a un mundo pequeño que puedan manejar y comprender. Un mundo donde el ordenador es una caja negra y jugar en el parque es algo idílico. Dicho sea paso, antes muerto que dejar a mis hijos jugar en algunos parques que he visto por ahí.

(Casi) Todos estamos de acuerdo en que las nuevas tecnologías son algo indispensable para el desarrollo de un país y de sus ciudadanos. A estas alturas de la historia, y no sin esfuerzo, parecemos comprender que tener fuego, ruedas, escritura, imprenta, electricidad o teléfono nos ha hecho avanzar. Sin embargo, miedo me da pensar en la cantidad de padres que cambiarían el tiempo que pasan sus chavales delante del ordenador por verles pegar patadas a una pelota en la plaza, saltar a la comba o jugar al cascayu.

¿Porque sea mejor? No, porque lo entienden. Porque si veo algo que no entiendo y tengo la posibilidad de cambiarlo por otra cosa, lo cambio. Porque si veo algo en la tele y no lo entiendo, no me paro a entenderlo, cambio de canal. Porque si lo que hacen mis hijos no lo entiendo, y tengo el poder par cambiarlo, lo cambio (porque son MIS hijos, porque mando YO, porque son MÍOS, de MI propiedad, de MI sangre).

Desgraciadamente para tí, TUS hijos probablemente pasen más tiempo hablando en Tuenti que hablando contigo. Y tu poder ya no es tanto. Cuando le diste a tus hijos una conexión internet -porque en lo más hondo de ti y porque eres buen padre sabías que la necesitan para aprender- les pusiste el mundo en sus manos. Y puedes prohibirles el messenger, puedes guardar el cable bajo llave en el armario, puedes espiar sus fotos de Tuenti pero lo que no puedes es enseñarle a un chaval el mundo y pretender que no viaje.

Descargada toda la mala baba que llevaba arrastrando desde hace un buen rato, diré que fue un placer charlar a las puertas del Congreso con no pocos padres y profesores que tenían otra perspectiva. La mayoría de las personas que se pasó por el palacio de congresos estaba empeñada en aprender antes que en cambiar de canal. Preguntaban por cómo hacer sus clases más atractivas, por cómo acompañar a sus menores en el uso de internet sin agobiarlos, asentían fascinados a las maravillas que contaba Rosen o Yago Fandiño y salieron de allí con la sensación de que la caja negra, ahora era más bien gris.

Y a ellos y a sus inquietudes les dedicaré muchísimos más post que a la ignorancia y la prepotencia del que piensa que sabe más que los niños por una mera cuestión de edad, porque equipara quitar las hojas del calendario con ganar experiencia o experiencias cuando no tiene nada que ver.

Marcos también dijo que de mayor quería ser pequeño. Supongo que tiene miedo de ser así. Que tiene miedo de que un día se contagie de ese desencanto por las nuevas tecnologías por culpa de un sueldo miserable, en un trabajo que no le valora ni le motiva, en un país más interesado en el que se conforma que en el que crea.

Supongo que Marcos, consciente o inconscientemente, tiene miedo de que si un día su hijo se sube a un escenario a explicar delante de 400 personas cómo reparte su tiempo el fin de semana, él, dentro de 30 años susurre a su mujer en una butaca “Qué pena, con lo bien que estaría en Tuenti”.

¿Pero sabéis qué? En el tiempo que yo he escrito este post Marcos probablemente haya llegado de entrenar con su equipo de fútbol, haya dado los últimos repasos a su examen de Sociales de mañana (previa pasada por la Wikipedia), se haya descargado un par de discos nuevos de la red, haya ligado con una mocina en Tuenti, haya bajado la basura y en breves se irá a la cama para levantarse mañana a las 7 como un campeón y asistir a 6 horas de clase donde el único modo que tiene de participar o interactuar es levantar la mano.

Marcos no me preocupa, no. Tampoco Dolors Reig, o Rosen, o Fernando Posada. Tampoco los padres con los que hablé. Tampoco los educadores y docentes que me acercaron la realidad de las aulas asturianas. La verdad es que comentarios en la butaca de atrás aparte, salgo del congreso más feliz, esperanzado y creyente en el futuro de las TIC de lo que entré.

14 comentarios en «Qué pena, con lo bien que estarían en el parque»

  1. Y cuando tengamos fíos no nos parecerá tan raro que jueguen a la consola horas o que tengan un mini ordenador desde los 5 años. Evidentemente hay gente para todo yesta señora es un ejemplo.

    Como anécdota, cuando estaba en primero de la ESO cuadró la historia de aquel chaval que jugaba al Final Fantasy VIII y que había matado a sus padres. Una profesora de lengua que tenía por aquel entonces no dudo en criticar el juego sin ni siquiera conocerlo porque a ella le bastaba que fuera un juego en el que matabas “”algo””. Esta señora no era consciente que cuando era joven los chicos de su edad jugaban a indios y vaqueros, pero no precisamente a cocinar pavo y a hacer comidas de hermandad.

    Muy buen post por cierto, Juan :)

  2. Pingback: Bitacoras.com
  3. Con lo que molaba Travian. Estuve jugando mucho tiempo, metiendo a amigos y todo… y lo que fomentaba no era otra cosa que el intercambio de ideas para una mejor organización. Porque era un juego en el que si querías progresar tenías que meterte en una alianza sí o sí, y además demostrar tu lealtad… Vamos, mucho mejor que el Farmville de ahora, la verdad.

    La de veces que me han escondido a mí y a mis hermanos el cable de internet cuando éramos más pequeños… Y mi madre sigue diciéndome “ya estás chateando” cuando me ve con el ordenador, como si fuera algo malo o no se pudiera estar haciendo otra cosa en el ordenador.

  4. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Desgraciadamente, generalizando un poco, este país funciona así, cuando no se entiende algo… es malo.

    Yo tengo una hija de 3 años y en ese sentido espero no cometer los errores que nuestros padres cometieron con nosotros. Prohibir en la mayoría de casos no es lo mas correcto, es mejor hacer entender y que tomen sus propias decisiones. Eso si, después de haber recibido toda la información posible.

    A mi personalmente no me gustan las redes sociales, pero entiendo que son una manera de comunicarse y “socializarse” que cada día está mas extendida por lo que no puedes prohibir por el hecho de no entender que son.

    Por cierto, como dice Nimbusaeta a mi también me soltaban lo de “ya estás chateando”, que cosas….

    Frantoni

  5. Me gustó mucho lo que leí y estoy de acuerdo con casi todo.
    Creo que los padres sí debemos supervisar un poco lo que hacen nuestros hijos cuando todavía son bastante inmaduros y pueden ser blanco de malandrines que siempre sobran, el control no se puede delegar.
    Pero una cosa es controlar y conversarlo con los hijos y otra bien diferente prohibir a rajatabla.
    Soy una persona de 68 años, con hijo e hija que volaron del nido hace tiempecito ya, pero la verdad es que con ellos aprendí a jugar a los marcianitos, al pong, al pacman y los otros más modernos la verdad es que me mataban de inmediato y no por ello se transformaron en seres sanguinarios, qué ridiculez. Se puede hacer de todo en esta vida, mis hijos fueron buenos alumnos y tienen excelentes profesiones, pero también hicieron deportes, tocaron en conjuntos de rock, salieron a bailar…en fin, han vivido, como veo que hace la mayoría. Ahora juegan a esos juegos más sesudos, y leen harto también.
    El computador es parte de la vida actual y la gente sigue igual que la de mi época, o sea, critican sin informarse antes.
    Yo empecé a chatear antes que mis hijos en el IRC y me entretuve montones, conocí personalmente a muchos de los del chat, así que ni se me ocurriría andar hablando pelotudeces, total si aprenden que no se deben dar datos personales de buenas a primera, no tiene porqué ser malo.
    Yo no me quería meter a ninguna red social, pero al final claudiqué y harto que me ha servido para contactarme con gente con mis mismos intereses, sobre todo en literatura y en la parte profesional, todo es cosa de buenas prácticas y no abarcar demasiado para que el tiempo no transcurra sólo sentado ante la pantalla.
    Bien por Marcos, lo felicito aunque yo todavía trabajo y no quiero jubilar por ningún motivo.

  6. Hola:
    Te agradezco tu comentario enormemente, me ha hecho sentarme a pensar en otro punto de vista distinto, y eso siempre enriquece estés de acuerdo o no.
    Lo tendré en cuenta a partir de ahora. Soy novata en esto de la informática y mis hijos son pequeños. Y es verdad que asusta lo que se desconoce…Pero estoy dispuesta a aprender. También con ellos.
    Un saludo

  7. Hola Juan,
    He asistido al taller de Interqué de esta mañana en la Casa Encendida. Sobre todo agradecerte lo interesante del tema y el buen hacer que has tenido. Me parece vital que se hagan este tipo de actividades y me gustaría saber la posibilidad de que esto se realizara en más colegios en Madrid, tanto para padres como para chicos.
    Yo tengo un chico de trece años y me encuentro dividida entre la certeza de que HA de navegar y utilizar el ordenador como un medio natural y el proporcionarle los medios para que lo haga de la forma más segura; pero claro, me encuentro bastante en pañales.
    El taller me ha ayudado y pienso seguir tu blog a menudo. Gracias.
    Quiero preguntarte también, además de Spotify, qué otras páginas has recomendado para jóvenes. Dijiste alguna más; pero ahora no las recuerdo. Agradeceré que me digas todas las que te parezcan recomendables.
    Gracias por todo. Saludos y hasta otra.

  8. Buen resumen y mejor post ;)

    No oí a la señora de Travian, pero cuando marcos dijo lo de “conquistar aldeas” ya me pude imaginar que alguien pensaría esto. Es inevitable. Aunque al menos con iniciativas como esta podemos ayudar a que cada vez más gente se enfrente a la red con naturalidad y franqueza.

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