IMPORTANTE: Si has llegado a este artículo porque sufres acoso escolar o por alguna razón te encuentras mal en tu instituto o colegio no dudes en pedir ayuda. Existe un teléfono gratuito y oficial que funciona las 24 horas del día con profesionales dispuestos a escucharte y ayudarte. Es el 900 018 018.
Este es el primero de una serie de artículos que quiero escribir desde hace tiempo sobre el acoso escolar. La relación entre el acoso escolar y la tecnología es evidente y se llama ciberacoso. No todos los casos de acoso escolar se trasladan a las redes sociales (las cifras bailan entre el 25% y el 50% según el estudio) pero prácticamente todos los casos de ciberacoso van de la mano de una situación de acoso offline. De ahí mi interés en un problema que afecta en torno al 30% de los menores entre 9 y 16 años de los cuales una tercera parte afirma pasarlo muy mal (Net Children Go Mobile – 2016).
Como el tema es muy complicado de medir, valorar y gestionar para cualquiera de las partes implicadas me llama la atención el modo en que los medios de comunicación se acercan al mismo. Creo que siempre con buena intención pero no siempre con buenas maneras. En este sentido no podía empezar por otro tema que no fuera la serie de moda: 13 Reasons Why, basada en el libro del mismo nombre, producida por NetFlix y con la famosísima Selena Gomez como productora ejecutiva. En el artículo hay algún espoiler aunque ya os adelanto que la serie como obra de ficción me parece francamente prescindible (que no es que me haga viejo oigan, Freaks and Geeks me encantó por ejemplo)
La historia de 13RW es la de una chica de 17 años que comete suicidio por una serie de razones que ella misma cuenta en unas cintas de cassette y que uno de sus compañeros recibe tras su muerte. En estas cintas pone nombre y apellidos a los responsables de los sucesos que la llevaron a tomar una decisión tan terrible. Si bien el acoso escolar y concretamente el ciberacoso aparecen en la trama (y, como estrategia de marketing, en las redes sociales que promocionan la serie) , la historia es algo más compleja y aunque refleja de forma milimetrada sentimientos característicos de la adolescencia bien por sus estereotipos, por lo previsible de su guión o bien porque al más puro estilo “Al salir de clase” todos los actores superan la veintena tenemos que tener claro que nos enfrentamos claramente a una obra de ficción y no a un documental. De hecho el mayor problema que tiene 13RW son sus ínfulas de servir como medio para combatir el suicidio y el acoso escolar. Si se hubiera tomado a sí misma menos en serio aguantaría mejor los envites.
La serie ha tenido un éxito impresionante y ahora mismo salgo de un 4ESO (16 años) donde más del 50% de la clase conocía la historia y aproximadamente un 35% la habían visto bien por Netflix o por otros medios. A todos los había encantado por cierto. Si sumamos el éxito entre los jóvenes de la serie y el retrato que 13RW hace del suicidio era cuestión de tiempo que saltara la alarma: ¿es peligroso que un menor vea esa serie? ¿puede una víctima de acoso imitar el comportamiento de la protagonista?
El efecto Werther y el efecto Papageno
Esta cuestión se ha investigado con detalle y se conoce como el efecto llamada, el efecto “copycat” o el efecto Werther. Detrás del efecto Werther está la idea de que los días posteriores a la noticia de un suicidio en los medios de comunicación el número de suicidios aumenta. Existen abundantes publicaciones al respecto en revistas especializadas pero evidentemente recomendaría empezar por el artículo original de 1974 que dio origen a esta idea. Aún hoy el miedo al “efecto llamada” está presente en los manuales de estilo de muchos periódicos y cadenas de TV que directamente o no tratan noticias de suicidio o lo hacen de una forma sutil. Del libro de estilo de El País:
Realmente las revisiones posteriores del efecto que bautizó Phillips en 1974 matizan que el efecto Werther no consiste tanto aumentar el número de suicidios como en provocar una imitación del método en aquellas personas que ya tenían intención de acabar con sus vidas. También indican que esta imitación es más probable en el caso de muertes de celebridades de ahí que cuando se tratan este tipo de sucesos en los medios se omitan conscientemente los detalles.
Todo esto nos lleva a la otra cara de la moneda: el efecto Papageno. En la ópera “La Flauta Mágica” el personaje así llamado planifica su suicidio pero finalmente no lo lleva a cabo después de que tres espíritus le presenten las alternativas a su muerte. El efecto Papageno sugiere que el hecho de tratar las historias de suicidio de una forma determinada no sólo no es problemático sino que ayuda a combatir el efecto llamada (Changes in suicide rates following media reports on celebrity suicide: a meta-analysis. Journal of Epidemiology and Community Health [PDF]).
Este parece ser el espíritu de la Organización Mundial de la Salud que ofrece una serie de recomendaciones para que el suicidio no sea un tema tabú y al mismo tiempo se trate con delicadeza. Estas son:
- Trabajar estrechamente con autoridades de la salud en la presentación de los
hechos. - Referirse al suicidio como un hecho logrado, no como algo exitoso.
- Presentar solo datos relevantes en las páginas interiores
- Resaltar las alternativas al suicidio
- Proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios
- Publicitar indicadores de riesgo y señales de advertencia
- No publicar fotografías o notas suicidas
- No informar de detalles específicos sobre el método usado
- No dar razones simplistas
- No glorificar ni tratar de forma sensacionalista el suicidio
- No usar estereotipos religiosos o culturales
- No aportar culpas
Una artículo que analiza estos temas en el ámbito español es El tratamiento del suicidio en la prensa española: ¿efecto Werther o efecto Papageno?[PDF] de la Revista Española de Neuropsiquiatría. Ya os adelanto que los resultados no dejan muy bien parados a nuestros medios de comunicación.
13 razones ¿Werther o Papageno?
Todos los papers que he leído sobre el tema se centran en el tratamiento de noticias de suicidio por parte de los medios y no he encontrado suficiente información sobre el efecto llamada en obras de ficción. Sin embargo, como decía al principio, el problema de 13RW visto el documental que la acompaña es que pretende ser más Papageno que Werther y en este sentido y como han manifestado diversas asociaciones fracasa.
Hay referencias al comienzo de determinados capítulos de escenas explícitas no recomendables para adolescentes pero en ningún momento se ofrecen líneas de ayuda o recursos al respecto (sí en la web de la serie). Es más, el hecho de que en el propio centro escolar se peguen carteles y se realicen programas de prevención del suicidio es criticado por los protagonistas de la trama que lo ven como algo inútil. 13RW utiliza estereotipos marcadísimos (ya os imagináis sin verla cómo son las animadoras, el capitán del equipo de basket, la chica gótica, etc…) donde además los adultos son todos unos incompetentes (especialmente el personal del centro escolar) incapaces de entender y ayudar a los chavales y afortunadamente todos los profesionales de la salud que conozco me consta que hubieran llevado la situación de la protagonista de una forma muy distinta.
[Un grupo de adolescentes claramente repetidores]
El propio formato de la serie me resultaba por momentos ridículo por ejemplo (espoiler) poniendo las violaciones como las gotas que colman el vaso. A ver, son violaciones; más que gotas hablamos de vasos en sí mismos o garrafas directamente. Esto no significa que el resto de cosas que le pasan a la pobre Hannah no sean importantes pero sí que la forma en la que encajan en la historia sugieren una serie de “acciones->consecuencias” muy discutibles.
Quizás el aspecto más criticado de la serie es la omisión completa que hace de la depresión y las enfermedades mentales. En dos comentados ensayos (1 y 2) en la revista Vogue, la consejera en prevención de suicidio MollyKate destaca que en la serie en ningún momento se presenta la alternativa de pedir ayuda hasta que es demasiado tarde. Estos párrafos me parecen especialmente importantes:
If the idea is to scare people into reaching out to someone when they need help, this show will definitely do it. However, my problem is that the audience is shown what not to do without examples of what they actually should do. In one of the first episodes, we see Clay Jensen, best friend of Hannah, lie to his parents and claim that he wasn’t affected by Hannah’s death because he didn’t really know her. The dad replied, “Well OK, keep in touch kid.” At this point, a disconnect is formed that causes Clay to feel as if he can’t go to his parents from then on because of how awkward and uncomfortable talking about his emotions is with them. This isn’t how we should be taught to reach out for help. We should be watching real-life, sit-down conversations with parents that show how to ask for help surrounding mental illness, bullying, or anything else.
Because of the impact these audio tapes are having on these teens, we see them slowly turn to missing school, lower grades, bullying each other, physical fights, symptoms of PTSD and anxiety, developing depression, drug and alcohol abuse, and even more suicidal ideation. These are all things that are hidden from parents, because there isn’t an open line of communication. If Hannah’s 13 friends felt like they could talk to their parents, teachers, or counselors, the series may have ended a lot differently.
El tabú que hay sobre hablar de sentimientos y no digamos ya de acudir a un profesional de la salud para tratar depresiones, ansiedades y trastornos similares sí que me preocupa y creo que los citados estereotipos no ayudan a romper el silencio. Un poco la misma crítica que se ha hecho al príncipe Harry recientemente. Si es que hasta la propia productora de la serie, Selena Gómez, tuvo graves problemas de salud mental derivados de una enfermedad autoinmune. Como bien destaca un artículo publicado en el Whashington Post el 90% de las personas que comenten suicidio padecen algún tipo de enfermedad mental pero en 13RW en ningún momento se considera que Hannah sufre depresión, estrés post traumático u otros problemas.
¿Hablamos del elefante en la habitación entonces?
Lo primero de todo: los adolescentes no son extraterrestres. Los habrá que vean 13RW y les guste pero que sean perfectamente conscientes de que están viendo una obra de ficción. Sin ir más lejos hablando de la serie en Twitter una chica de esa edad me respondió lo siguiente:
Pues yo me la he terminado hara 1 semana o asi,es verdad que hannah lo pasa mal, pero no veo razon para suicidarse, pero me ha flipado 😊💗
— Anita Escolar Mejias (@anii8898) April 22, 2017
Esto no quita que la serie tenga escenas especialmente sensibles y sus moralejas deban ser fruto de una discusión responsable. De hecho la fundación JED que busca prevenir comportamientos suicidas ha publicado un documento maravilloso con 13 temas que toca la serie y sobre los que se puede y en mi opinión debe hablar. En ellos se insiste en detalles como la importancia del efecto Papageno, como que el comportamiento del orientador del centro escolar no es adecuado ni representativo del trabajo de estos profesionales, como que hacer un memorial en estos casos a lo mejor no es buena idea o como que las cintas de Hannah culpan a otros de su suicidio cuando el suicidio no es culpa de los supervivientes a la pérdida y que de hecho existen grupos de ayuda y recursos para aquellas personas cercanas a una situación similar.
Podéis descargar estos 13 temas de conversación en este enlace.
Como recurso adicional si sois educadores os recomiendo descargar el manual de prevención del suicidio para docentes y personal institucional de la OMS [PDF]
Tratar temas tan delicados siempre es complejo pero el ciberacoso es una realidad y tenemos que encontrar los botones correctos que pulsar para que se reduzca su incidencia. En los datos mencionados al principio del post se intuye que hay un tercio de los menores que sufren acoso escolar que son capaces de gestionarlo, bien pidiendo ayuda, hablándolo con las personas adecuadas o con otras estrategias. A lo mejor hay que darles más protagonismo a ellos y menos a Hannah.
Interesante articulo y buena reflexión. Pero se evidencia demasiado que la critica de la serie se encuentra completamente fuera de contexto audiovisual y critico televisivo. Entiendo que evidentemente la idea es hablar del tema del acoso y aprovechar para plantear elementos más cercanos a la realidad cotidiana. Y por supuesto expresar una opinión (totalmente legitima) personal sobre si ha gustado la serie o no.
Pero la valoración y análisis de la serie se encuentra totalmente fuera de foco y sin ningún tipo de análisis y muestra sobre ritmo, técnica o elementos audiovisuales.
Muy recomendable como comienzo de un análisis y visión sobre el tema del ciberacoso…. pero en absoluto recomendaría este articulo como un análisis o critica de la serie en absoluto. Su punto y razón es otro completamente diferente. Tal vez incluso más importante…. Pero no un análisis de la serie.
creo que es una serie muy buena tal como este artículo! :)