Eso lo va a ver todo el mundo

Hoy se ha hecho viral esta imagen:

Detrás de la difusión parece estar una profesora de instituto que inspirada en acciones similares quiere concienciar a sus alumnos sobre el uso seguro y responsable de redes sociales, actividad que realizo desde hace 8 años y que por lo tanto me parece muy positiva y necesaria. En una conversación con Verne, Esmeralda comenta:

Quería que vieran lo que puede pasar cuando no tenemos el control de lo que publicamos en redes”, explica la profesora por teléfono a Verne. “Es especialmente importante para ellos [los alumnos], que suben muchísimas imágenes a las redes sociales sin saber qué ocurre con ellas ni con sus derechos, ni dónde pueden ir a parar”.

Desde el máximo respeto por la iniciativa de Esmeralda quería aprovechar esta historia para advertir de lo que considero un error frecuente en la educación en ciberconvivencia: usar la expresión “no te das cuenta de que esto lo va a ver todo el mundo” con adolescentes.

La razón es sencilla y seguro que la veis a la legua pero esconde algunos matices interesantes: ¿qué ocurre si “que la vea todo el mundo” es precisamente lo que quiere el menor? ¿Y si el problema no es tanto ignorar la repercusión como buscar la repercusión de un contenido?

Este pequeño “fallo” lo cometí durante años y en mis charlas pasé horas y diapositivas explicando a menores que en Internet no había nada privado (y sigo empezando con esa idea). Tardé mucho en darme cuenta de que detrás de la perplejidad de algún alumno había un “ok a todo lo que dices, pero que mis fotos del fin de semana las vean 1 millón de personas no me parece un problema, al contrario”.

Esta actitud siempre estuvo ahí. En la era Tuenti para algunos menores tener cientos de amigos era percibido como un éxito y por ello hablarles de herramientas de privacidad y de tener “sólo a los amigos de verdad” no surtía el efecto deseado. Había que trabajar más en desmontar o analizar sus visiones de la popularidad y el éxito y ha sido con redes como Twitter, Instagram y sobre todo YouTube con las que estos temas han complicado mucho el enfoque educativo.

Os pongo un ejemplo, en una charla reciente me encontré con una chica que tenía un canal en YouTube. En su cuenta de Twitter el tweet fijado era este:

 

Esta adolescente es perfectamente consciente de que sus vídeos y tweets los van a ver muchas personas y su meta es que los vean cuantos más mejor. Ahora bien ¿hay algo de malo de en ello? Obviamente eso depende del contenido y en ese caso entramos en el terreno de la gestión de la reputación digital, un tema chulísimo para trabajar con chavales que da para otros muchos artículos. Muy resumidamente creo que hay que aprovechar el interés que tienen los adolescentes en la repercusión y la viralidad para promocionen sus hobbies, pasiones y cualquier afición que pueda permitirles desarrollarse personal y profesionalmente quitando así espacio para contenidos más negativos y problemáticos (hablé algo por encima de esto en el post de Quiero ser YouTuber).

Otro tema aunque ese es recurrente en el blog es el hecho de que damos por supuesto que la historia de la profe es cierta y compartimos el contenido sin el más mínimo pensamiento crítico (perfectamente podía ser una campaña de marketing viral) motivo por el cual cada vez aparecen más medios (MalditoBulo de lo más recientes) necesarios para combatir lo barato que cotizan el RT y el Share en la vida de las personas. Me fío de Verne y doy por hecho que el tema es cierto aunque ya hay una cuenta de Twitter llamada NicoPorElMundo que no sé yo…

En resumen o TL,DR que dirían por ahí:

1) Cuando quieras concienciar a menores sobre el poco control que tienen sobre sus contenidos en la red usa como ejemplo redes que ellos vean como espacios privados (Whatsapp, Snapchat…) no como espacios de promoción (Instagram, YouTube…).

2) En estas redes es mucho más efectista enseñar de qué modo algo supuestamente efímero se puede capturar y seguir difundiendo aunque no se incorpore a ningún perfil social. Un vídeo en directo de Instagram, uno de los nuevos estados de Whatsapp… En esta línea un ejemplo que utilizo mucho y que impacta es borrar un tweet y a continuación buscarlo y enseñarlo en la caché de Google.

3) No utilices la expresión “Si lo pones en las redes sociales lo va a ver todo el mundo”. Utiliza mejor “es muy difícil controlar el grado de privacidad en las redes sociales” trabajando la idea de que es muy respetable que quieran difusión de unas cosas (¿soy el único que quería ser popular en el colegio?) y de otras no.

4) Hay que trabajar muchíiiiiiiisimo más la identidad digital positiva: “¡Ah! ¿que quieres tener miles de suscriptores en YouTube? ¿Miles de seguidores en Instagram? Estupendo, pues vamos a ver con qué tipo de contenido puedes hacerlo que no haga daño a nadie, aproveche tu creatividad y no te genere problemas en el futuro descartando por lo tanto repartir Oreos con pasta de dientes a mendigos.

A estas horas los niños de este instituto ya se habrán dado cuenta de que el dibujo de Nico es viral y que efectivamente una imagen en Internet puede llegar muy lejos. La pregunta, el debate y el reto es ¿lo verán como una oportunidad o como un riesgo?

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