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Black Mirror es una serie de tres episodios independientes de una hora cada uno, creada por Michael Brooker, la mente que estuvo detrás de la genial Dead Set. Black Mirror también es la serie de la que todo el mundo empieza hablar. Críticas extraordinarias, corazones sobrecogidos y finales de estos con “recado”. En realidad más que una serie, Black Mirror es una trilogía de reflexiones sobre la sociedad de la información. Sobre un universo repleto de espejos negros, de pantallas de iPhones, iPads, televisores y luminosos en las calles.
Curiosa forma de vender una serie pero empezaré por lo peor: las metáforas de Black Mirror son demasiado explícitas. De hecho el episodio que destaca es el primero porque es el menos disfrazado. Es tan crudo como potencialmente real. Black Mirror impacta cuando refleja verdaderamente el mundo en el que nos estamos metiendo. Aunque los episodios 2 y 3 son de corte futurista y distópico, sus puntos álgidos son aquellos que recuerdan a situaciones cotidianas del año 2011.
Más allá de estas moralinas, regañinas o fábulas Black Mirror es una obra maestra. Indispensable para cualquier persona atrapada en las nuevas tecnologías, asqueada de la televisión y descreída de los medios de comunicación de masas. A mí me ha dejado muy mal cuerpo en sus tres entregas, no por sus imágenes, sino por la familiaridad de sus angustias. Sin embargo lo considero un mal cuerpo necesario y un recordatorio de que aún no me he vuelto gilipollas del todo. Antes de comentar los episodios, os dejo los torrent de descarga.
- Black Mirror S01E01 – Torrent – Subtítulos (falta alguna línea al principio pero luego no hay problema)
- Black Mirror S01E02 – Torrent – Subtítulos
- Black Mirror S01E03 – Torrent – Subtítulos (aún no completados en castellano)
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1 – The National Anthem
Los primeros 5 minutos del episodio son tal que así: una llamada despierta al Primer Ministro británico en mitad de la noche. Alguien ha secuestrado a la princesa (ficticia pero podríais pensar en Lady Di por ejemplo). Esta aparece en un vídeo atada a una silla rogando por su vida y leyendo un manifiesto del secuestrador. Sólo tiene una petición para soltarla; el Primer Ministro debe aparecer a las 4 de la tarde en todas las cadenas de televisión del mundo, en directo, practicando sexo con un cerdo.
La reacción del actor en la serie es exactamente la misma que la del espectador: incredulidad y risa incómoda. Y como pasaría en el mundo real, ante petición tan estúpida sólo hay que ocultarlo a la prensa, a la sociedad y en petit comité localizar al chantajista.
Sólo hay un inconveniente: el vídeo no se envió directamente al gobierno, se puso en YouTube. Ya ha sido visto por miles de personas y el tema es trending topic en Twitter donde usuarios claman a los medios por una explicación.
The National Anthem retrata el nuevo poder de Internet como medio de comunicación alternativo, libre e del que dependen el resto de canales. Lo que pasa en la televisión no es trending topic en Twitter sino que lo que es trending topic es lo que llena la televisión.
En esta primera entrega, Black Mirror nos refleja como una sociedad morbosa que no tiene ningún problema en cruzar la delgada línea que separa la risa incómoda y la vergüenza ajena de la incomodidad y la vergüenza a secas. El plano de todos los británicos mirando la intervención del ministro entre chascarrillos que se prolonga hasta las caras de desagrado es sublime. Están los que miran por el morbo, pero también los que miran porque los demás miran, porque es un acontecimiento que nadie se puede perder.
Por el camino y con un ritmo trepidante, el episodio deja caer como el sexting, una foto a un famoso a la entrada de un estudio y el periodismo 2.0 lanzan bolas de nieve que agravan la situación hasta dejar a nuestro querido primer ministro entre la espada y la pared.
El final, la reacción del secuestrador, es lo más dolorosa posible y ese comentario durante los créditos del episodio tachando su salvaje experimento de obra maestra del siglo XXI podría ser perfectamente autoreferente.
Cuando leo que Sálvame o La Noria tuvieron 2 millones de audiencia en sus últimas emisiones siempre pienso que al menos hay 40 millones de personas que no lo estaban viendo. Sin embargo, es cierto que cuando estos programas suben el nivel de prostitución visual de sus contenidos como por ejemplo invitando a la madre del Cuco a una entrevista muy bien pagada, su audiencia sube. Si el nivel de morbo fuera desorbitado y de algún modo, como pasa en la ficción, no hubiera modo alguno de impedir su emisión no quiero imaginar las cifras de share del momento. Los comentarios graciosos en YouTube y en Twitter (fielmente reflejados en el episodio) de un público anestesiado de espantos que quitarían hierro a un acontecimiento estremecedor.
The National Anthem parte de una pregunta tan poco original como ¿dónde está el límite? pero llega a una respuesta muy actual: independientemente de dónde esté el límite, los canales de comunicación modernos lo están poniendo a prueba.
2 – 15 Million Merits
En un ambiente totalmente futurista e irreal, las personas deben montarse en unas bicis y pedalear frente a una pantalla no sólo para estar en buena forma (ya que los gordos se consideran ciudadanos de segunda) sino para ganar créditos virtuales que pueden gastar en diversos aspectos de su vida. La única forma de escapar de esa rutina es un concurso de talentos al más puro estilo X-Factor o Tú Sí Que Vales por ponerlo en versión española. En él tres jueces totalmente basados en nuestra realidad (el parecido con Risto de Rupert Everett es inquietante) te descartarán y devolverán al sillín o te ofrecerán un trabajo bien pagado en algún canal de televisión.
Como decía al principio del post, no creo que este episodio tuviera que ser tan futurista ya que sus metáforas son aplastantemente cotidianas. Cada persona tiene un avatar (como en Wii o X-Box Live) en el que puede gastar créditos para cambiarle la ropa, el peinado etcétera. Saltarse los anuncios publicitarios, tremendamente agresivos, cuesta dinero (c-o-t-i-d-i-a-n-o) y los realities donde se humilla a clases supuestamente inferiores son bombazos de audiencia así como los cebos sexuales y los canales de mujeres de buen ver.
Tantos, tantos detalles guapos tiene esta entrega… Personalmente me quedo con la comida fabricada en máquinas espendedoras (Estados Unidos lo tiene a la vuelta de la esquina), el ciclista cani con la mandíbula desencajada viendo realities mientras pedalea y por encima de todo con el final donde el rebelde, el que pone las cartas sobre la mesa, el distinto, el que reflexiona es absorbido por el propio sistema.
15 Million Merits podría ser una película de ciencia ficción incendiaria pero no por durar una hora tiene menos valentía. De hecho la productora de la serie en última instancia es Endemol, la fábrica de Gran Hermano y similares por lo que el episodio una vez más parece autoreferente en sus conclusiones.
Quizás tengas que recuperar tu yo de 16 años para exprimir este episodio, ese que se decidía entre cambiar el sistema desde dentro o reventarlo por fuera. Sea cuál fuera la decisión que tomases la realidad es que el sistema actual no necesita aplastar al diferente, se basta con darle una cuenta en Twitter.
La asfixia que le produce a Bing no encontrar nada puramente real en su entorno me dejó cierta desazón. Venga va, pararos a pensar: se pueden comprar cosas para tu avatar en Xbox Live… para tu avatar.
Bing enloquecido por carecer de créditos para saltarse un anuncio, Bing enloquecido por no poder escapar de su celda, Bing enloquecido de dolor y finalmente Bing dando aceite a la televisión.
3 – The Entire History Of You
No sé si este episodio se pensó antes o después de que Facebook sacara sus perfiles biográficos pero desde luego parece un dedo en la llaga de este concepto. En la última parte de la trilogía las personas, si así lo desean, pueden grabar toda su vida en vídeo desde sus propios ojos. Es más, pueden recuperar cualquier escena en cualquier momento, revivirla o comentarla con sus amigos.
Si bien The Entire History Of You se aleja un poco de las moralejas anteriores para centrarse en la relación de pareja de los dos protagonistas, una vez más su contemporaneidad abruma. Al más puro estilo Olvídate de mí o Memento, plantea si no sería mejor vivir sin nuestros recuerdos y hasta qué punto las decisiones pasadas afectan al presente.
Borrar nuestra vida pasada en ese futuro conlleva derramar sangre. Borrar nuestro perfil en Facebook en el presente afortunadamente no, pero fácil tampoco es.
Una documentación segundo a segundo de tu vida dificulta el perdón y la redención, no sólo de los demás sino la propia. Visto el desarrollo del episodio lógicamente no hay redención posible para la novia del protagonista pero, hasta ahí, la obsesión de este por analizar cada detalle de su vida digital y juzgarlo me recuerda a no pocas personas.
Antológica la escena de ellos dos haciendo el amor.
El análisis de todo lo que hacemos y la imperiosa necesidad de compartir a tiempo real nuestra vida con los demás para recibir o no su aprobación, para expandir la limitada cantidad de GB que puede almacenar nuestro cerebro por el mero hecho de poder hacerlo son los temas centrales del cierre de Black Mirror.
Esta miniserie supongo que quede en el olvido como otras tantas. Sólo tres episodios no dan para generar el ruido que se merece. Desde luego no le va a cambiar la vida a nadie pero creo que su objetivo es simple y llanamente reflejarte a ti y a los que te rodean durante tres horas. Que te veas desde fuera actualizando tu Twitter, repeinando tu avatar, comentando la última barbarie televisiva o activando el modo biografía en Facebook.
Y a mí al menos me ha dado un poquito de canguelo. Más que Dead Set.
Cómo me ha dejado esta miniserie. Cómo he sufrido cuando Bing no podía ni saltarse los anuncios cerrando los ojos. Cómo he agradecido que aún haya cosas “reales” en nuestra vida.
Por cierto ya están completos los subtítulos del tercer episodio en español.
Me la recomendaron hace unos días, y recién anoche miré el primer capítulo… me llama más la atención los intentos por silenciar todo y parar la marea de crecimiento exponencial de la difusión pública, que el tema de la zoofilia en sí… nadie que se haya criado en el campo puede escandalizarse porque alguien le haga unos mimos a un cerdo! :D Traumático sería que todo el mundo viera que teniene el pito chico ;)
De todos modos es muy buena. La factura técnica es un lujo y las varias ramas del final son espectaculares.
Cómo se agradece. Enviaré noticias nada más que la vea.
A ti (desde el cariño) no sé si te parecerá demasiado modernez :-D De todos modos el primero yo creo que prestarate.
¿Modernez? Más clásica no puede ser. Es broma, te entiendo.
Le echaremos un tiento,de todas formas te comentare que para mi ciertos programas a los que haces referencia me son tan completamente inconcebibles y ajenos que bajo ningun concepto me he acercado a ellos ni lo hare,salvo tortura fisica ó coaccion de algun tipo.
Y como bien dices,hay 40 millones que no lo ponen,de hecho hace 18 años que deje de sintonizar la television y es gracias a internet y a la compra de algunas series(the wire……),como sigo accediendo a lo que si se produce con calidad e inteligencia para ese medio tan denostado como util,de nuevo gracias a la tecnologia que lo complementa tan bien y que nos evita exponernos al adoctrinamiento y la degeneracion mental pasiva.
Impresionantemente realista. Esto es lo que somos, y da ascopena.