El otro día uno de los múltiples bots de Twitter me avisó de que habían pasado cinco años desde que me registré allí. Me di un paseo por los archivos del blog y efectivamente el 25 de marzo de 2007 escribí el post Miedo (beta) donde intenté reflejar mi agobio por los extremos a los que estaba llegando la web 2.0. Sin embargo, algunos usuarios de Twitter me llamaron la atención sobre los comentarios a ese post donde el pensamiento común es más o menos “Hemos llegado a la e-pijada máxima. Twitter no hay por dónde cogerlo”.
Pasó mucho tiempo hasta que volví a usar Twitter. Aunque me registrara hace cinco años no creo que empezara a usarlo de forma más o menos frecuente hasta hace cuatro y ahora mismo, con 500 millones de usuarios campando por la red del pajarito me encuentro asombrado de lo que ha cambiado mi forma de pensar en todo ese tiempo y claro está, de lo que ha cambiado Twitter.
¿Cómo demonios pasa un sitio web de ser algo absurdo despreciado por gran parte de los “early adopters” a ser un rellenador de noticias para los principales telediarios españoles, un generador de tendencias y la red social (en mi opinión) más importante del mundo? Actualmente Facebook no tiene ni la mitad de futuro que Twitter. Sus últimos cambios, sus escándalos de privacidad, su infame usabilidad y el aumento de la competencia hacen que a los usuarios de nivel medio les empiece a parecer más atractivo el mundo de los 140 caracteres que el emporio de Mark Zuckerberg. Al respecto recuerdo un tweet de Encinar con el que no puedo estar más de acuerdo:
Los usuarios de Tuenti no lo abandonan por Facebook sino por Twitter.
Para analizar el éxito de un producto a posteriori hay que echarle morro. Para analizar el de Twitter hay que echarle de todo porque la gran mayoría nos equivocamos. De hecho en 2006/2007 recuerdo las posturas ante Twitter bastante agrupadas:
- La citada “es una memez”
- “Es un memez pero hemos visto triunfar más memeces antes”
- “Es la mejor memez hasta la fecha”
- Mola más Jaiku :-P
Sin embargo a mí analizar por que algo tiene éxito y por qué algo no, me parece precioso. No creo que haya que hacerlo para predecir qué va a tener éxito sino para apreciar la belleza de la incertidumbre, para aprender a ser más tolerantes, tener menos prejuicios y sobre todo para sacar un post en Blogoff después de un mes sin escribir.
Enrique Dans ha publicado una excepcional recopilación de momentos puntuales que cambiaron la historia de Twitter. Personalmente, más allá del uso por Oprah en su programa (lo que sería intercambiable conceptualmente por un inversión publicitaria de millones de euros) y el terremoto de México que fue quizás la primera vez que se usó Twitter para contar algo que no fuera “Me estoy duchando y he confundido el champú con el gel” creo que más que sucesos puntuales ocurrieron una serie de tendencias duraderas en el tiempo e imperceptibles desde un punto de vista “micro” que hacen que el éxito de Twitter sea irrepetible (no, aún no hablé de Pinterest pero todo se andará).
Si te doy un palo y lo usas para apoyarte, a lo mejor tengo que decir que vendo bastones y no palos.
Si Twitter se hubiera quedado en un agrego a mis amigos provocando microcomunidades aisladas (como en Facebook) no creo que hubiera llegado a donde está. Facebook no está hecho para descubrir a otros usuarios (ligoteos con fotos de avatar a lo Johansson mediante) sino para descubrir sitios externos que les gustan a los usuarios que previamente has agregado. Al respecto Antonio Ortiz de Error 500 escribió un muy buen post hace unas semanas con una buena réplica de Raúl Ordóñez
Por el contrario en Twitter tu timeline crece en función de los retweets de tus contactos y en menor medida otros factores como que narres un evento popular (podríamos decir “hashtags”) o que tu cuenta esté asociada de forma clara a un artículo, blog o web que se popularice en un momento determinado del tiempo. Pero creo que esos otros factores en última instancia se manifiestan a través de retweets y en mi caso personal existe una relación directa, clara y observable entre el número de RT que tiene un artículo o mensaje mío y el número de nuevos followers que tengo ese día.
La parte curiosa es que tanto retweets como hashtags no fueron idea de Twitter sino de sus usuarios. Conozco poco sitios que se hayan plegado tanto a las decisiones de su comunidad como Twitter. A pesar de que en la red social está muy de moda lo de “escucha a tus usuarios” quizás no lo está tanto el “escucha/implementa”.
Al final, no al principio, se transformó también en una plataforma de microblogging
Twitter originalmente no se trataba como una red social sino más bien como lo que se dio en llamar “una herramienta de microblogging”. Yo nunca estuve de acuerdo con esa difinición: la base de Twitter eran los followers y los following. Sin ambos efectivamente podías tener una página de Twitter donde entrara la gente a leer pequeñas anotaciones pero comparar eso con un blog creo que era exagerado. De hecho una de las críticas más frecuentes hacia Twitter era que a lo mejor habría algunos usuarios con el talento necesario para escribir pequeños poemas japoneses de 140 caracteres pero que la gran mayoría no tenía ese talento literario.
La función social de Twitter y los mencionados RT y Replies fue la que le hizo crecer en volumen de usuarios pero lo más sorprendente es que en 2012, sí que Twitter aloja microblogs… y no precisamente “jaikus”. @Masaenfurecida, @Rabiacontenida o @elbaronrojo por poner tres ejemplos populares han demostrado holgadamente que 140 caracteres son suficientes para hacerte esbozar una sonrisa.
Twitter puede ser una red social, una herramienta de microblogging, un recurso de marketing, un monitor de actividad de saraos tecnológicos o incluso puedes usarlos sin saber muy bien con qué fin lo usas.
La era de las API
De forma diametralmente opuesta a la extensión progresiva de la duración de los derechos de autor, Twitter siguió como nadie la tendencia de que o nos integramos unos con otros y facilitamos el copia y pega, o seremos un archipíelago social. Twitter no se entiende sin su API y sin la facilidad que ofrece a los usuarios para twittear sus fotos de Instagram o sus alcaldías de Foursquare.
En una época donde OpenID estaba en boca de todos y la proliferación de sitios 2.0 demandaba una forma rápida de registro en la red, una identidad universal, creo que nadie hubiera apostado por Twitter Auth o por Facebook Connect.
Las decenas de clientes que hemos probado estos años, la sencillez detrás de la inserción de tus últimos tweets en tu blog o en tu facebook y más detalles convierten a Twitter en la máxima expresión de la democratización de la programación web (todo lo que se puede sin hablar de software libre, claro está).
La movilidad
Sencillez y rapidez + smartphones = win win. En enero de 2007, poco antes de que Twitter explotara Steve Jobs presentó el iPhone, el dispositivo que cambiaría el mundo de los teléfonos tal y como lo entendíamos. Siempre que explico las maravillas de Twitter en una charla me sale instantáneamente el gesto de escribir en el móvil, no en el teclado.
En una interesante infografía de 2011 se estimaba que el 50% de los usuarios de Twitter actualizaban a través del móvil, en el caso de Facebook el porcentaje bajaba al 33%. Una diferencia muy considerable si tenemos en cuenta que Facebook aplastaba en número de usuarios a Twitter en sus primeros años de vida.
Por decirlo de otro modo: si no tuviéramos smartphones, Twitter tendría un 50% menos de usuarios y Facebook un 30%. Partiendo de la base que el efecto red, el último punto que comentaré, se basa en el número de usuarios, si no hubiera smartphones quizás esa caída del 50% sería suficiente para que no hablaramos de Twitter hoy en día.
El efecto red
El efecto red no es otra cosa que el remate de los factores anteriores. Cada persona que se crea una cuenta en Twitter no sólo aumenta su utilidad sino la utilidad de todos los usuarios que previamente se han registrado porque tienen una persona más con quién interactuar. Es lo que se conoce como el efecto red o que más coloquialmente llamamos masa crítica.
Cómo Twitter alcanzó esa masa crítica creo que hubiera sido el caso de ejemplo para los primeros episodios del libro superventas “La clave del éxito” de Malcolm Gladwell, donde habla de “Mavens”, conectores y vendedores. Gladwell sostiene que para que una buena idea se convierta en una epidemia, esos tres tipos de personas tienen que interactuar.
En Twitter tuvimos los mavens, los early adopters, que no son otra cosa que los bloggers tecnológicos (como bien ilustró un episodio de The Office de la última temporada). Por mucho que algunas de estas figuras despierten sentimientos encontrados, el caso es que filtran mucha morralla que llega de las máquinas de fabricar servicios 2.0 e influyen (más entonces que ahora) en qué se convierte tema de portada en el mundillo tecnológico. A veces para criticarlo, a veces para ensanzarlo, pero el valor de la opinión de estos tipos en 2007 era espectacular.
Sin embargo, muchos servicios que recibieron mejores críticas que Twitter en la blogosfera tecnológica cayeron por el camino como Technorati o Friendfeed. Lo que Twitter tuvo a su servicio fueron los conectores, esas personas que a través de los seis grados de separación parecen conocer a todo el mundo. En el caso que nos ocupa: los famosos. Oprah, Lady Gaga, Ashton Kutcher hicieron que Twitter dejara de ser cosa de frikis para ser algo que podía usar cualquiera.
Y por último los vendedores natos. Pero me voy a quedar aquí porque en el siguiente punto voy a llevar la contraria a Gladwell :-)
No se trata de influyentes, se trata de influenciables.
El planteamiento de Gladwell ha sido incoporado al pensamiento de cientos de agencias de márketing que buscan la viralidad de sus contenidos como la biblia. Es tan sencillo de entender como de ejecutar: ¿quiénes son las personas más influyentes de Internet? Convenzámoslas de que difundan una idea. Su propia personalidad hará el resto.
Soy de los que piensan que aunque la tesis de Gladwell es tan brillante como apetitosa uno no puede decir que una idea o producto se propaga como una enfermedad porque sencillamente no todas las enfermedades se propagan de la misma forma. Un blogger tecnlógico o un cantante famoso pueden ser muy influyentes con algunas ideas pero no con otras.
Por ir algo más allá, os recomiendo este estupendo artículo sobre cómo Duncan Watts intentó probar científicamente la teoría de los conectores con malos resultados. Su conclusión sin embargo, me resulta la pieza perfecta que le faltaba al puzzle de Gladwell: la difusión de una idea o producto depende de cuán influenciable sea la gente no de lo influyente que sea quién la distribuye.
Creo que la mezcla de los dos conceptos ayuda a identificar el éxito de un producto web: no sólo quién habla de él, sino en qué situación están aquellos que le escuchan.
Así que el final del post no puede quedar más metafísico ¿se ha vuelto la sociedad más influenciable con la web 2.0? Personalmente creo que sí, pero no es nada más que un pálpito que no puedo argumentar. De hecho la relación entre socialización e influenciabilidad me parece ya demasiado filosófica o económica para este post pero os animo a que busquéis libros o artículos científicos al respecto (yo llevo un ratín y hay resultados de todo tipo) si queréis sacarle más jugo.
Conclusión
Si haces un proyecto 2.0 siguiendo el siguiente esquema:
- Lo saco con el mínimo de funcionalidades posibles. Simplemente implementaré características en función del uso que hagan los usuarios del mismo.
- Liberaré una API para que los desarrolladores puedan crear aplicaciones sobre mi idea original
- Lo diseñaré pensando muy seriamente en dispositivos móviles.
- Lo notificaré a una serie de personas influyentes para que lo prueben y comenten sus impresiones en las redes sociales.
- Lo promocionaré en un sector donde la gente es altamente influenciable o no tiene problemas en probar cosas nuevas.
¿Tendrás el éxito asegurado? Creo que todos sabemos que hay mucho más detrás, que el éxito no se planifica y que estamos rodeados de sonoros fracasos 2.0 que seguían este esquema pero lo que a mí me impresiona es cómo este esquema se ha convertido en una tendencia inalterable en las nuevas start-ups. Instagram o Pinterest son buenos ejemplos.
¿Quizás Google + no despega porque no ha llegado a la gente influenciable? ¿Keteke fracasó porque Paris Hilton no era la maven que necesitaba? ¿Delicious se apagó porque no escuchó a sus usuarios?
No os olvidéis de twittear este post por cierto. Ejem.
Muy buen post. Me quedo con la idea del influenciable/influyente, y no me resisto a intentar aportar a la pregunta que lanzas.
Yo no creo que la sociedad sea ahora más influenciable, creo que roto el hype de lo 2.0 (por méritos propios) lo que descubrimos es que la sociedad continúa siendo tan influenciable como era. Sólo se ha actualizado el canal de influencia porque en realidad las herramientas han seguido una evolución hacia pedir cada vez menos del usuario. En último término, ya no piden que se cuestione el viejo modelo, sólo que ahora se consuma igual, pero en digital.
Por eso creo que la sociedad no es ni más ni menos influenciable, sino igual. Lo cual es una pérdida, porque «la era de la participación» prometía mejorar ese punto :)
Muy bueno el post, me ha encantado y me ha dado buenas ideas y planteamientos, como el comentario de Jesús Encinar que no conocía.
Siempre que veo BlogOff me acuerdo de este post: https://www.blogoff.es/2008/01/29/blogs-tematicos-para-facebook-y-twitter/ , cuyo párrafo “Se ha puesto en funcionamiento justo hace 3 días pero estoy convencido de que si sus autores perseveran tendrán mucho éxito. Por chorras que sea el servicio, prácticamente cada día hay alguna noticia sobre algún nuevo servicio o aplicación relacionada con él” sobre mi blog esTwitter es algo que me animó sobre todo al comienzo a seguir escribiendo, ¡gracias!.
Muy interesante y totalmente de acuerdo con el punto de vista
El tiempo dará la razón
Había otra red que crecía con lo que “retuiteaban” tus contactos, y que era genial para descubrir cosas nuevas (en mi caso un montón): Los compartidos de Google Reader. Pero las cabezas pensantes decidieron destruirlo para promocionar su fracasada copia de Facebook, en lugar de ver cómo sacarle partido. ¡Ay, que pena!
Cumplía a la perfección todos los puntos del artículo excepto, quizás, el de la movilidad. G+ no cumple ninguna. Tiene una buena idea, la de los círculos, y todo lo demás es un desastre.
En cuanto al esquema que mencionas al final, creo que la razón de que se siga no es solamente porque se busque replicar un éxito que se logro anteriormente al implementarlo, sino también porque es una manera fácil, rápida y barata de iniciar un proyecto; si funciona, lo consolidad aumentando sus características; si no, lo cierras y pasas a otro rápidamente siguiendo el mismo esquema.
En cuanto a lo de la “influenciabilidad” (toma palabro), me parece interesante lo que dices. Y creo que también hay que considerar que no todos somos influenciables en todas las cosas. Por ejemplo, puedes ser muy influenciable en, yo que sé, cosas políticas pero muy poco, o casi permeable, en cosas deportivas, o a la inversa.